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En el marco del Convenio de Diversidad Biológica (CDB), las áreas naturales protegidas (ANP) son el principal instrumento para la conservación de la biodiversidad. Con el reconocimiento de que los factores humanos están incidiendo en el clima, las ANP adquieren una gran importancia como “solución natural” para la adaptación (Dudley et al., 2009). Esta relación entre biodiversidad, áreas protegidas y adaptación al cambio climático también viene siendo reconocida en los países andinos y amazónicos (Hoffman et al., 2011). En este contexto, la conservación de la biodiversidad no se refiere únicamente al mantenimiento de especies y ecosistemas que han sido priorizados, sino que además resulta indispensable para mantener o recuperar paisajes resilientes que permitan la adecuada provisión de servicios ecosistémicos estratégicos frente al cambio ambiental. |
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